SUAREZ RODRIGUEZ, ALMUDENA
Daniel Martín-Vernuy lleva una vida apacible en Madrid con su mujer y sus dos hijos. Lejos han quedado el lujo y también la amargura de sus primeros tiempos en Segovia. Su hermano Adrián, al que envidiaba por su extroversión y su éxito con las chicas, le ninguneaba unas veces y avasallaba otras. A esto se unía el carácter dominante de su madre que, incapaz de controlar a Adrián, se había ido centrando en el hijo más dócil. Cuando la madre muere, la relación entre los hermanos pierde toda razón de ser y el pasado queda aislado del presente. Pero una pesadilla de Daniel en la que ve el cadáver de su hermano le causa una aprensión creciente. Para librarse de la duda, se propone buscarlo. Acabarás mal, le decía la madre y se ha cumplido. La distancia ha preservado los resentimientos, las suspicacias... Aun así, domina el vínculo de sangre y Daniel decide ayudarle, lo que hará con discreción: no quiere que se acerque a su familia, pues le conoce y le teme. Sin embargo, el control que puede ejercer es limitado y su hermano irrumpe en su vida. Pero nada resulta como entonces porque hay algo muy diferente ahora: ellos mismos.